Todo empezó cuando mi padre nos compró el ZX Spectrum maravilloso de 16Kb.

Recuerdo perfectamente los juegos con los que venía: El Horizontes (que era más bien una demo de Sinclair) y el Mineroloco. Muchas horas de intenso juego me pegué junto con mi hermana hasta que aprendimos a montarnos en la vagoneta. ¡¡Logro desbloqueado!! Luego, a falta de juegos, empezamos a copiar los programas que venían en el Micromanía o cualquier otra revista de Spectrum. Ella dictaba y yo tecleaba. Después de toda una tarde de trabajo ¡por fin la recompensa! Aquel Snake parecía una maravilla después de tanta prueba y error.

También recuerdo el genial “Horacio esquiador”, una mezcla de juego de ski y el Frogger (cuando te atropellaba un coche venía una ambulancia) al que siguió la versión de “Horacio hambriento”, aunque he de reconocer que me gustó más el primero.

Después de este, directamente mi padre nos compró el ZX Spectrum +2, con su cargador de cinta integrado. ¡¡Tape Loader!!. Una auténtica maravilla. Fantásticos ratos con mi hermana jugando al Bruce Lee en equipo. Ella llevaba a Bruce y yo al malo gordo con el que pegaba al otro malo enano del palo para que ella hiciera la pantalla.

No cambiaría por nada las tardes con mis amigos disfrutando de clásicos como Green Beret, School Daze, Renegade, Freddy Hardest y tantos otros. La carga de juegos era una excusa para hablar de nuestras cosillas, aunque había veces que nos desesperábamos. Bastoncillo con alcohol para limpiar los cabezales, dejar el botón del cassette pulsado, tocar el tornillo de la cinta… Había tantas técnicas para que aquello funcionara que al final se hacía uno un experto. Recuerdo una vez que me costó un montón cargar un juego y mi amigo tras una partida le dio al botón de reset… OMG!!! vaya cabreo esa tarde.

Yo creo que el Green Beret es uno de los juegos a los que más horas dediqué. Tanto tiempo invertido para ver que la pantalla final ¡ERA LA MISMA QUE LA PRIMERA! Vaya chasco, media vida perdida para nada. Pero bueno, orgulloso por haber completado el reto :).

La verdad es que echo mucho de menos las tardes de merienda con los amiguetes viendo esa pantalla diabólica cargar. Lo mismo un día de estos organizo una quedada para rememorar viejos tiempos y tener una excusa para tomar un café.